Durante el tiempo que viví en Roma, solía ir por un barrio turístico lleno de artistas callejeros y personajes extravagantes. De frecuentar el lugar, me fui haciendo conocido de aquella gente. Muchos de los artistas eran de habla hispana, lo cual era un oasis para mis oídos ávidos de comprender y mi boca de comunicar. Por aquel entonces mi italiano era algo precario.
Había un señor que vestía una túnica blanca, pintor, romano de nacimiento, que se me acercaba para hablar. Yo, como podía, intentaba pronunciar palabras en italiano y expresar mis pensamientos. Con mucho esfuerzo de lenguaje corporal podíamos entendernos.
Esta es la traducción o interpretación de una de sus charlas, mientras caminábamos sin rumbo por esas calles peatonales.
"Estamos aquí hablando, tú y yo, la gente pasa, el teatro continúa. Mientras caminamos avanzamos, seguimos charlando. Nos transportamos en varias direcciones, en diversas dimensiones. Todos los millones de años de evolución de la vida para que dos seres estemos aquí, ahora, en este presente. Quien sabe porque la inmensidad de caminos que transitamos nos traen a un punto, cada vez. Todos los posibles y los imposibles, para arribar a este momento. ¿Te parece poco? Pues es un acontecimiento. Cada presente lo es. Mira, tú tienes veintinueve años y yo setenta. He girado en mi órbita tanto más que tú en la tuya, sin embargo es una oportunidad para ambos. Para ti la ocasión de leer este “libro de sangre” que soy yo, para mi quizá, que me escuches, que me entiendas. No suele ocurrir esto, más que nada que me entiendan. La mayoría de las personas dicen si y asienten pero están en otra parte.
Mira a tu alrededor, ¿Cuántos viejos ves por aquí? No muchos, ¿verdad?
A mi me quedan siete, quizá diez años de vida, luego voy allá donde aún no he ido, y quedarán los de tu época, que pronto ocuparán el lugar de los de mi época, de mi generación. Así la rueda nunca para y el saber cumple su ciclo, se traspasa, se actualiza y vuelve a fluir".
25/06/2013
TRASTEVERE, ROMA.
Había un señor que vestía una túnica blanca, pintor, romano de nacimiento, que se me acercaba para hablar. Yo, como podía, intentaba pronunciar palabras en italiano y expresar mis pensamientos. Con mucho esfuerzo de lenguaje corporal podíamos entendernos.
Esta es la traducción o interpretación de una de sus charlas, mientras caminábamos sin rumbo por esas calles peatonales.
"Estamos aquí hablando, tú y yo, la gente pasa, el teatro continúa. Mientras caminamos avanzamos, seguimos charlando. Nos transportamos en varias direcciones, en diversas dimensiones. Todos los millones de años de evolución de la vida para que dos seres estemos aquí, ahora, en este presente. Quien sabe porque la inmensidad de caminos que transitamos nos traen a un punto, cada vez. Todos los posibles y los imposibles, para arribar a este momento. ¿Te parece poco? Pues es un acontecimiento. Cada presente lo es. Mira, tú tienes veintinueve años y yo setenta. He girado en mi órbita tanto más que tú en la tuya, sin embargo es una oportunidad para ambos. Para ti la ocasión de leer este “libro de sangre” que soy yo, para mi quizá, que me escuches, que me entiendas. No suele ocurrir esto, más que nada que me entiendan. La mayoría de las personas dicen si y asienten pero están en otra parte.
Mira a tu alrededor, ¿Cuántos viejos ves por aquí? No muchos, ¿verdad?
A mi me quedan siete, quizá diez años de vida, luego voy allá donde aún no he ido, y quedarán los de tu época, que pronto ocuparán el lugar de los de mi época, de mi generación. Así la rueda nunca para y el saber cumple su ciclo, se traspasa, se actualiza y vuelve a fluir".
25/06/2013
TRASTEVERE, ROMA.
