viernes, 25 de julio de 2014

CARGUEN, APUNTEN, FUEGO !!!

La expresión como arma
dispara balas de diversa clase.
Esta munición es palabra.
Palabra que intenta extirpar
ideas de la mente.
Mente que traduce emociones,
las cuales reflejan verdades,
las del alma.

Un alma vibrante,
que surfea la existencia,
buscando un equilibrio,
a veces insostenible.
Un alma autónoma,
que conspira contra lo fugaz,
se sienta a procesar y sospecha
que hay algo más de lo habitual.

Un blanco que cambia,
o cambia la bala,
o cambia el arma.
Quizá el blanco real nunca cambia.
De a poco la luz deja verlo.
Cada vez más noble,
más digno, menos turbio,
esencial.

Deshilachando la tela,
tamizando texturas,
trazando caminos,
gastando zuelas,
cerrando paraguas,
agotando suspiros,
lijando superficies,
cerrando los ojos.

Abriendo puertas,
desoxidando conciencias,
encendiendo faroles,
consumiendo amaneceres,
probando llaves extraviadas,
mirando horizontes,
escalando montañas,
forjando destinos.

La palabra tiene esa mágica capacidad de significar algo,
algo que evoca una idea y coordina una imaginación que te transporta
a otros lugares, espacios, tiempos, dimensiones.
El mundo de lo real y el mundo de las ideas. Mezclados entre si,
generando una realidad paralela, propiciando una profundidad y una dimensión
distinta. Que enriquece el concepto de todo lo entendible.

La expresión tiene el maravilloso talento de transmitir,
no solamente significancias y conceptos, sino también
guiños y manifestaciones del alma.


martes, 15 de julio de 2014

Tango

—Los hombres de tu tierra —dijo el principito— cultivan cinco mil rosas en un jardín y no encuentran lo que buscan.
—No lo encuentran nunca —le respondí. —Y sin embargo, lo que buscan podrían encontrarlo en una sola rosa o en un poco de agua...
—Sin duda, respondí. Y el principito añadió:
—Pero los ojos son ciegos. Hay que buscar con el corazón


Seguido a esta hermosa cuota de "El Principito"...

Siendo Buenos Aires la capital mundial del Tango, y la orquesta de tango de la ciudad; la mayor expresión del mismo, debo sentirme muy afortunado de que las vueltas de la vida me hayan permitido asistir a nuestra “Catedral Artística”, que es el Teatro Colón. Allí pude presenciar un homenaje a Aníbal Troilo, bandoneonista y músico exquisito que nos regalo el barrio de Parque Patricios, en Capital Federal.
La orquesta representó tangos de “Pichuco” (Troilo) y alguno de Ástor Piazzolla.
Observé expectante y en ocasiones ”boquiabierto” la representación.
Y justo un día después de ver a nuestra selección nacional jugar una final de la copa del mundo de fútbol, pensé para mis adentros:
¡Qué lindo que es ser argentino! Y me sentí muy orgulloso de mi país.
Después de haber vivido afuera por tantos años, me siento con determinada perspectiva y creo conocerme mejor, a mí, a mi nación. Y a pesar de que no todo es color de rosas, tenemos una identidad sobresaliente en el mundo entero.
Volviendo al Colón y al tango, la música que escuché anoche es del más alto nivel musical.
Hace una semana, de madrugada, tras algunas copas, en un comedor de una casa vieja del centro, con aspecto de conventillo; un bandoneonista, un guitarrista y un notable cantante, tocaron unos tangos maravillosos que me erizaron la piel. Incluso me permitieron cantar "Volver", la cual cantamos a dúo con el cantante. Obviamente, yo empañando el arte, pero bueno...la ocasión y el sentimiento lo permitían.
Esto me deja una imagen bien rica de los extremos de la música, en cuanto a lo callejero y arrabalero,  y a lo “aristocrático” - por llamarlo de alguna manera - En ambos casos, somos increíbles.
Gracias!