martes, 27 de noviembre de 2012

El proceso se interrumpió

Creo que perdemos la inmortalidad porque la resistencia a la muerte no ha evolucionado; sus perfeccionamientos insisten en la primera idea, rudimentaria: retener vivo todo el cuerpo. Sólo habría que buscar la conservación de lo que interesa a la conciencia. La invención de Morel. Adolfo Bioy Casares.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Panta rei

Hay una idea, o un concepto nacido de la experiencia, por llamarle de alguna manera; que ronda mis pensamientos. Uno conceptualiza la realidad para comprenderla. Pareciera que el hombre lo hace a partir de sus vivencias y de las pruebas que obtiene de la realización de sus actividades; de la puesta en escena de sus sueños, sus fracasos, sus aspiraciones, sus esperanzas, sus demonios, etc. Toda la realidad adquiere un tinte humano, ubicándose el hombre como eje de todo. No estoy seguro de que esta actitud egocéntrica del hombre le favorezca en los aspectos universales más relevantes, pero así es como funcionamos y desde el punto de vista personal e individual es menester tomar recaudo y planificar la vida siendo uno el núcleo de los acontecimientos. En contraposición a esta actividad, está aquello que manifiesta el título de este pequeño escrito: "todo fluye". A partir de la jalea mental y del virtuosismo individual, es decir; de todo lo que uno cree y comprende de la realidad que vive, se desprenden equívocos y desviaciones. La realidad pende de muchas circunstancias y situaciones que escapan al centralismo que el hombre genera para su propia realidad. Por ello, en varias ocasiones lo que verdaderamente sucede, se escurre de la hoja de ruta, del itinerario estandarizado por nosotros mismos. Por más inverosímil o inesperado que pueda parecer lo que trae el día, el presente. De ahí viene la idea de: "nada es lo que parece". En todo caso, puede que no sea lo que a mi me parece o lo que creía que sería. Confirma esto que; no puedo estar un 100% seguro de lo que creo, porque eso se reduce a mi mismo, a mi capacidad de comprender, de ubicar lo que me rodea y de la conceptualización que elaboro de aquella información que me aportan los sentidos. Con o sin mi consentimiento, las cosas serán de una u otra manera, y aunque de mi dependa, también, el como y el cuando, no dejo de ser un eslabón más de la inmensa cadena de sucesos que la existencia trae consigo. A veces está bueno ser sorprendido por lo inesperado, porque aquí puede darse un vuelco, un escape, una especie de re-ubicación y balance. Pueden aparecer nuevas puertas, esas para las que Oliveira -de Rayuela- siempre llevaba llaves en el bolsillo. Me adhiero a dos frases que suelo recordar para desenredarme; una decía que es necesario dejar asentar el polvo para poder ver con claridad, y la segunda: que en momentos de cambio o crisis, no se debe propiciar ninguna mutación ni tomar nuevos propósitos. Lo primero lo dijo Slash (músico, guitarrista), lo segundo; San Ignacio de Loyola (fundador de los Jesuitas). Volviéndo al concepto de Heráclito, que títula esta publicación; el hombre vive para morir y el mundo fluye alrededor de la vida de cada hombre. Como diría Martin Heidegger más tarde: ser para la muerte. Y su inmortal "Dasein"; ser-ahí. El cual gerundio latín expresa estar haciendo algo ahí. Existiendo? SER-EN-EL-MUNDO. Saludos.