Claro que siempre hay un código al cual se han de ajustar unos ciertos interlocutores o participantes del juego social, y por mucho que pese el desdén que esto nos (me) cause, aún no está el hombre preparado para vivir junto a sus prójimos en completa libertad de comportamiento. Sería una anarquía caótica y sombría. El hombrecito necesita de sus leyes; que le digan qué está bien y qué mal. Necesita moldear su estructura ética para que la conciencia sea su peor captor y verdugo. Para todo lo demás están los anti-disturbios.
Este hombre no es culpable directo de nada, el cumple con lo que se espera de él y su vida es un calco de millones de vidas que ocurren en torno a él.
Él no sabe muy bien eso de echarse a andar y que el camino vaya apareciendo. Su subsistencia depende de que hayan mercancías que pueda comprar, esto es, por ejemplo; cambiando un papel por alimentos o vestimenta. No hay nada de raro en esto, ¿verdad?
Este ciudadano corriente es un buen tipo. Si lo invitàs a jugar al fútbol, o al cumpleaños de tu suegra; no te va a hacer quedar mal.
Para mi bendición o perdición, no soy como él. Digamos que soy como yo.
Se genera así una metáfora a tener en cuenta: Si no querès que te hagan quedar mal, sólo invita al cumple de tu suegra a aquellos tipos que puedan calificarse como "Ciudadano Corriente".
Hacía mucho tiempo que estaba buscando las palabras en algún texto, en algún libro, o en algún lugar para aliviar esa sensación de soledad que tenían mis pensamientos respecto a lo que bien llamas: "ciudadano corriente". JA! Siento como si me hubieran rascado en ese lugar que me picaba hacía mucho pero no podía encontrar. Cuidado con ese ciudadano porque en su afán de mantener su perfecta imagen deja de hacer el "bien" por hacer lo "correcto". Qué peligrosamente lineales y vacías pueden llegar a ser esas vidas! Y qué exitosas y congruentes con este mundo. Ojalá no nos toquen esas cadenas.
ResponderEliminarGracias por compartir.
;-) Gracias a vos!
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