miércoles, 15 de mayo de 2013

Naufragar me es dulce en este mar


L'INFINITO

Sempre caro mi fu quest’ermo colle
E questa siepe, che da tanta parte
Dell’ultimo orizzonte il guardo esclude.
Ma sedento e mirando, interminati
Spazi di là da quella, e sovrumani
Silenzi, e profondissima quiette
Io nel pensier mi fingo; ove per poco
Il cor non si spaura. E come il vento
Odo stormir tra queste piante, io quello
Infinito silenzio a questa voce
Vo comparando: e mi sovvien l’eterno,
E le morte stagioni, e la presente
E viva, e il suon di lei. Cosí tra questa
Inmensità s’annega il pensier mio:
E il naufragar m’è dolce in questo mare.


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Siempre amé este yermo monte,
y este promontorio, que me oculta

la visión del último horizonte.
Mas sentado, contemplando

los interminables espacios lejanos,
el sobrehumano silencio
y su profundísima quietud,
se extravía el pensamiento,
hasta casi liberar mi corazón del miedo.
E igual que el viento

susurra entre estas plantas,
en el infinito silencio mido mi voz:
y me subyuga lo eterno, y las estaciones muertas,
y la presente y viva, con toda su sonoridad.
Así a través de esta inmensidad se ahoga el pensamiento:
y naufragar
me es dulce en este mar.

 LEOPARDI, G, Cantos (1831), Canto XII





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