sábado, 11 de mayo de 2013

Seamos más abstractos

La asociación entre un sentimiento y algo formal suele ocurrir automáticamente, tal cual se tratase de la memoria, de algo que hay que recordar. Parece ser un camino que toma el cerebro para acomodar unas sensaciones que le son ajenas, como de otro plano, de una dimensión desconocida para él.
Así, se toman unos caminos más o menos establecidos, como si el sentir y la razón pertenecieran a una realidad conjunta.
Es cierto que un recuerdo o una experiencia atada a una emoción no se suele olvidar fácilmente. De hecho, esta es una técnica didáctica muy exitosa. No obstante, saliendo de la hoja de ruta, percibo que se puede reiniciar el sistema y abordar otras formas, unas maneras distintas de percibir y absorber los estímulos que nos presenta la existencia.
Nos fiamos mucho de nuestra razón. Nuestra mente dirige nuestro mundo, pero...¿Es esta la única manera de hacerlo?
La realidad se desdobla. Nada es algo concreto. La existencia sobrepasa nuestra capacidad de comprenderla.
Ante mi insuficiencia e ineptitud, digo; Seamos más abstractos. No hace falta comprender todo lo percibido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario