viernes, 21 de diciembre de 2012

El carabinero y la chica cartel

(un cuentito para amenizar la espera del fin del mundo) Él estaba en la esquina. Cada carabinero, al menos los más novatos, son destinados a una esquina. Desconozco si siempre a la misma o si cada mañana el capitán dirige a la tropa hacia distintas esquinas, desplegando un mapa tamaño pizarrón y colocando el nombre de cada muchacho con un imán sobre su esquina correspondiente. Ella estaba en la misma esquina, sujetaba un cartel de recarga de teléfonos móviles. Llevaba una visera roja y un impermeable de nylon blanco. Su majestuosa postura no difería a la de cualquier estatua de diosa mitológica. Sea Ceres, que está en la plaza. Cuando los observé, estaban charlando y mirándose a los ojos. El mundo podía explotar en ese momento y ellos continuarían con ese intercambio celestial, el comercio más cercano podía estar sufriendo un atraco a mano armada, las telecomunicaciones podían entran en crisis mundial por erupciones solares que destruirían los campos magnéticos de la tierra. Pero ellos continuarían llevando a cabo aquel acto que llevaba inmensidades de tiempo desarrollándose para ocurrir. Después imaginé al capitán dándole un correctivo en el hombro izquierdo al joven carabinero, avergonzándolo delante de la chica cartel, y todo se volvió muy infantil. Me voy a comprar un heladito de esos que tiene la señora de ahí. Concepción, Chile. 19/10/12

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