sábado, 22 de agosto de 2009

DeL MáS AllÁ




¿Qué son unos años de vida mortal en el infinito trascurrir de la existencia, incluso en todas aquellas formas que aún desconocemos pero percibimos?
Ínfima fracción esta que vivimos como hombres, la única existencia de la que tenemos consciencia. Por ello que sea “casi” todo para nosotros.
¿Recordando? ¿Evolucionando?
He llegado a sospechar que los acontecimientos no tienen porque tener otro sentido más que el de ser, tal y como son. De ahí que el sentido humano que aplicamos a todo cuanto nos rodea sea obsoleto y tristemente insuficiente, por mucha moral o ética que aporten a nuestra forma de vivir.
El mundo es un escenario, uno montado por nosotros mismos, a través de esta capacidad que tenemos de transformar nuestro entorno para nuestra egoísta conveniencia (a nivel mundial, para la conveniencia de unos pocos).
Mientras más se investigue, más mierda se descubre de los quehaceres del hombre a lo largo de la historia. Creo que no hace falta excavar más, ya se entiende que así es nuestra postrera naturaleza humana. Triste, por cierto.
Pero hay nuevos motivos para alegrarse y seguir adelante. Como todas las especies, estamos en continua evolución. Cada día estamos más cerca de subir otro escalón (aunque el precio sea muy caro, lamentablemente).
“Yo tengo amigos en el más allá esperándome. Desencarnados espíritus graves mentores de mi expresión. Soy como ellos en el más allá y ellos como yo hoy, un ida y vuelta del re-encarne por cantar verdades para siempre”.
Así cantaba Ricardo Iorio con gran plenitud.
Lo que venía pensando cuando empecé escribir esto…
No falta mucho, no falta nada. Pronto seremos todos uno una vez más y ya no estaremos separados. En ese momento no existirá ningún sufrimiento humano. La piel no será piel y el tiempo no usará pilas para avanzar, porque no será necesario.
Allá voy amigos, solo un poco más. Aún me quedan algunas cosas por hacer con este cuerpo reciclable.

11/07/09

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